viernes, 24 de abril de 2015

Origen de la literatura ecuatoriana

Los limites cronológicos de la poesía barroca en el ecuador son aproximadamente desde los comienzos del siglo 17  hasta  la etapa de la decadencia del barroco americano del siglo 19, los franciscanos fueron los primeros difundir la civilización occidental en quito después los dominicos y jesuitas. Religiosidad y barroco son aspectos indisolubles los templos de quito son su mejor expresión lo que estableció  centros educativos orientados a la evangelización.

La Literatura ecuatoriana nos deja mucho de qué hablar, mucho en que pensar y discutir al respecto. Como por ejemplo de dónde provino, como surgió y como llegó a ser tal y cual es hasta nuestros días.
Adentrándonos al tema. La literatura ecuatoriana tuvo en sí influencia europea sin lugar a duda desde la colonización de nuestras tierras. Ya que no se ha encontrado escrito alguno sino hasta después de la llegada de los españoles. Y el porqué del no surgimiento anterior de la literatura en nuestro país, sencillamente fue porque nuestros antepasados, los incas, no contaban con un sistema de escritura establecido, razones por las cuales sus leyendas debían ser transmitidas de una generación a otra.

En la época de la colonia es donde aparecen existentes varios escritos en quichua de nuestros indígenas, entre ellas y una de las más famosas y atribuida a Jacinto Collahuazo es la titulada Elegía a la muerte de Atahualpa.

Por la muerte de Atahualpa de Jacinto Collahuazo



En la época colonial


Si se habla de poesía se puede decir que el mayor representante de la poesía en el Ecuador fue el padre Juan Bautista quien fue un notable escritor y poeta de la América colonial. Es considerado como uno de los precursores de la poesía hispanoamericana y ecuatoriana.
Como escritor religioso tomas salinas cultivó la oratoria sagrada, y como poeta escribió gran número de versos que responden a una amplia temática que va desde los poemas religiosos y morales a los de tipo amoroso, a menudo mitológicos. Su poesía se encuentra muy anclada en la corriente gongorina.
Juan Bautista Aguirre, pese a ser el primer poeta colonial de lo que luego sería el Ecuador, permaneció desconocido y subestimado por mucho tiempo hasta que en 1918 el intelectual ecuatoriano Gonzalo Zaldumbide devolvió su merecido sitial por medio de un artículo titulado "Un Gran poeta guayaquileño del S.XVII, el Padre Juan Bautista Aguirre".
La mayor parte de su producción no fue descubierta hasta 1937, cuando se encontraron sus "Versos castellanos, obras juveniles, misceláneas", entre los cuales destaca la epístola en décimas "Breve diseño de las ciudades de Guayaquil y Quito


En el romanticismo


Exaltó el amor, la lucha contra los prejuicios y una tristeza por amores no correspondidos nace en el Ecuador por la poetisa quiteña Dolores Veintimilla con su poema "Quejas", otros poetas románticos fueron el quiteño Julio Zaldumbide y el guayaquileño Numa Pompilio Llona.

Dolores Veintimilla:


Dolores Veintimilla de Galindo nació en la ciudad de Quito  en el año de 1829. Fue educada en el seno de una familia aristocrática, ilustre y culta, vivió una infancia feliz rodeada de múltiples atenciones y gracias a su sensibilidad artística empezó a escribir desde muy joven. 
A los 18 años contrajo matrimonio con el médico colombiano Sixto Galindo. Poco tiempo después, por razones de la profesión de su esposo se trasladaron a vivir en Guayaquil, ciudad que les abrió las puertas y los recibió en los mejores círculos sociales. Al poco tiempo, y sin conocerse hasta hoy las causas, su esposo se marchó a Centroamérica dejándola en la más absoluta pobreza, en la ciudad de Cuenca sola con su hijo.
Fue entonces cuando sola, abandonada y buscando alivio a su dolor, Dolores Organiza tertulias literarias que motivan murmuraciones sobre su comportamiento. Su situación se complica cuando, en abril de 1957, Dolores, por medio de una hoja volante, Necrología, defiende a un indígena condenado a muerte bajo la acusación de parricidio. (Y este parece ser el primer alegato en Ecuador contra la pena de muerte, vigente entonces). Se multiplican entonces las calumnias y los maltratos contra la escritora, quien es tildada de inmoral, atea, panteísta.
Estos hechos, sumados al abandono de su esposo, son los que la sumen en la depresión y finalmente la llevan a suicidarse el 23 de mayo de 1857.

Julio Zaldumbide: 

Nació en Quito el 5 de julio de 1833, murió el 31 de julio de 1887, siendo su padre don Ignacio Zaldumbide, uno de los fundadores de "El Quiteño Libre". Su amor a las letras tiene como tierra fecunda la soledad de la hacienda Pimán - Imbabura. Y el amor a la libertad imprime severa rectitud en sus actuaciones públicas, como diputado por Imbabura, plenipotenciario en Colombia, candidato a la Presidencia de la República, Ministro de Educación Pública, etc.
En poco tiempo de existencia produjo un hermoso florilegio de poesías, recorriendo una gama de matices románticos, y estados de ánimo con relación a las verdades eternas. Casi todos los románticos de la época acudieron a él, porque se había constituido en Mecenas literario. A él se le debe la creación de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
OBRAS: Cantos a la naturaleza, composiciones melancólicas, filosóficas.



En el modernismo


En el Ecuador hubo también una generación modernista. Y no desdeñable como parece suponerlo el investigador Max Henríquez Ureña. Lo que ocurrió fue que tales poetas ecuatorianos nacieron en la década del apogeo del movimiento en el resto de Hispanoamérica, y cuando escribieron sus primeros versos la hoguera ya se había extinguido. Nuevas modalidades reclamaban la atención de todos. Gustadas las perfecciones estilísticas, registradas las extrañas predilecciones del alma (las esquiveces frente a las demandas ordinarias del ambiente, la abulia, la melancolía y la desazón metafísica), a través de los principales autores, poca o ninguna sugestión debió despertar ya la suma de alardes formales y de doliente exquisitez espiritual de los modernistas del Ecuador, llegados con fatal demora. Pero, por su avidez de las fuentes francesas, por su devoción a los fundadores del Modernismo hispanoamericano, por su fina conciencia del estilo, por la espontánea inclinación morbosa del temperamento, tan común en los años finiseculares, se incorporaron con características uniformes a ese movimiento. Y, como en los demás casos nacionales, ayudaron a mostrar el camino de las transformaciones que se han ido logrando en la presente centuria. Bastante conocido es el origen posromántico del Modernismo hispanoamericano. Apareció como una crisis del romanticismo, ni más ni menos que las tendencias europeas de fin de siglo. Pero no fue un fruto de la intransigencia. Conciliatorias eran las señales de su bandera. No venía a mirar al pasado como un campo enemigo. Ni a los frentes que surgían en su mismo tiempo. Mejor que suprimir a ciegas cuanto se hallaba en pie a su alrededor, era respetar lo bueno y recibir inteligentemente su legado.

Cosmovisión indígena


Desde un punto de vista occidental, el concepto de desarrollo se entiende principalmente como “desarrollo económico”, es decir la mejora de las condiciones materiales de vida. Para muchas culturas indígenas en cambio, el desarrollo es la búsqueda del equilibrio, de la armonía. Desde esta racionalidad, el desarrollo económico por si solo no tiene sentido. Tiene que ser combinado con otras dimensiones de igual importancia como son por ejemplo la salud, la capacidad de aprender y la relación armónica con la naturaleza y con la comunidad…En el idioma kichwa no encontraríamos palabra para traducir “desarrollo” en el sentido occidental de la palabra. La traducción sería más bien “la realización de la vida plena”, el llamado “Sumak Kawsay”.En la visión andina, el “Sumak Kawsay” es un equilibrio entre Munaj [la dimensión espiritual de la vida], Atiy [la dimensión organizativa, política], Ruray [la dimensión económica], Yachay [la dimensión del aprendizaje, del conocimiento]. El “Sumak Kausay”, que ya figura en las constituciones de Bolivia y Ecuador postula que vivir bien no significa vivir con más dinero, o con mas propiedades; significa vivir con lo que se necesita para una vida digna, con oportunidades, capacidad de opinar, crecer, proponer y aprender. Así podemos decir que el desarrollo y el sub-desarrollo no son conceptos adecuados en la concepción indígena, tal como lo expresa un dirigente indígena ecuatoriano:“Yo no me siento ni sub-desarrollado, ni pobre… porque tengo mis saberes, mi cultura, mi comportamiento, mi entorno, mi territorio… así que no sé de donde me pueden calificar de sub-desarrollado”
Cesar Pilataxi
El reto para los pueblos indígenas de hoy, que no pueden pretender vivir como vivían sus antepasados, consiste en desarrollar una concepción filosófica renovada de lo que debe ser el “nuevo ser indígena” dentro del mundo complejo y tecnologizado de hoy, sin que esto signifique afectar su identidad cultural e histórica.

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